jueves, 9 de enero de 2014

Santa María del Mar (Barcelona)

 

El gótico catalán se caracteriza por su sobriedad y robustez, por la lógica racional de sus sistemas constructivos que sustituyen los arbotantes por contrafuertes y dan gran importancia al muro como elemento envolvente de un espacio unitario (planta de salón). Esta parroquia es resultado del impulso de armadores y marineros de la ciudad, que se la encargan al maestro Berenguer de Montagut.

Es de tres naves con girola y capillas entre los contrafuertes, en la cabecera y en las naves. Las laterales alcanzan casi la misma altura que la central, que se ilumina por unos óculos abiertos en la escasa diferencia. Los pilares octogonales (típicamente catalanes) son altos y esbeltos, y sostienen las ojivas peraltadas de la bóveda de crucería simple.

Los cuatro tramos de la nave central son cuadrados, lo que reduce el número de soportes, y acentúa la sensación de diafanidad y unidad espacial del interior. Por último, se debe destacar la gran importancia que tienen sus proporciones: los tramos de la nave central (13 metros de lado) se constituye en módulo básico de todo el edificio: la anchura de las naves laterales es la mitad, y su altura el doble; esta última se corresponde con la anchura total del edificio; la altura de la nave central, dos veces y media.











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