viernes, 10 de enero de 2014

Devot Crist de la catedral de Perpiñán

 

Realizada hacia 1307, es una obra en madera policromada de origen germánico en la que el valor predominante es el patetismo. Se busca conmover la sensibilidad de las fieles, avivar su devoción mediante este Cristo muerto en el que se detallan (e incluso se exageran) las torturas por las que ha pasado. Se representan las heridas, los chorros de sangre que cubren un cuerpo roto con un costillar saliente que centra nuestra atención. El resultado es, más que naturalista, expresionista. Nada más alejado de la belleza (natural y sobrenatural) de la Virgen Blanca de Toledo. Sin embargo corresponde a la misma sensibilidad sobredesarrollada propia de este momento. Lo veremos aún más claro si comparamos este Crucificado con la Majestad Batlló románica: aún correspondiendo ambos a sociedades drásticamente cristianas, la actitud ante lo religioso y ante lo humano ha cambiado por completo.













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