Óleo sobre lienzo. 280 cm por 336 cm. 1800. Museo del Prado (Madrid).
La Familia de Carlos IV supone la culminación de todos los retratos pintados por Goya en esta época. Gracias a las cartas de la reina María Luisa de Parma a Godoy conocemos paso a paso la concepción del cuadro. La obra fue realizada en Aranjuez desde abril de 1800 y durante ese verano. Antes de trabajar en esta obra Goya realizó una serie de bocetos para representar a los principales protagonistas de la obra.
Aparecen retratados de izquierda a derecha los siguientes personajes: Carlos María Isidro, hijo segundo de los reyes y futuro pretendiente a la corona; el que será Fernando VII, hijo mayor; Goya pintando, como había hecho Velázquez en Las Meninas; Dª María Josefa, hermana de Carlos IV (en un lugar secundario); un personaje desconocido con la cabeza vuelta, quizás representando a la futura esposa de Fernando; María Isabel, hija menor de los reyes; la reina María Luisa de Parma en el centro de la escena; Francisco de Paula de la mano de su madre; el rey Carlos IV en posición avanzada respecto al grupo. Tras el monarca vemos a su hermano, D. Antonio Pascual; la hija mayor de los reyes, Carlota Joaquina, sólo muestra la cabeza. Cierran el grupo D. Luis de Parma; su esposa, María Luisa Josefina, hija también de Carlos IV; y el hijo de ambos, Carlos Luis, en brazos de su madre.
Todos los hombres retratados portan la Orden de Carlos III y a algunos se les aprecia el Toisón de Oro; las damas visten a la moda Imperio y ostentan la banda de la Orden de María Luisa. Carlos IV también luce la insignia de las Órdenes Militares y de la Orden de Cristo de Portugal. Se ha pretendido advertir una cierta intención de ridiculizar a la real familia por parte de Goya. Nada más lejos de la verdad: la propia reina quedó muy satisfecha de la obra.
Es un gran óleo sobre lienzo, con una armonía de castaños y rojos, amarillos blanquecinos y dorados. Estilísticamente destaca la pincelada suelta; desde una distancia prudencial parece que ha detallado todas y cada una de las condecoraciones, pero al acercarse se aprecian claramente las manchas. Goya, a diferencia de Velázquez en Las Meninas, ha renunciado a los juegos de perspectiva pero gracias a la luz y al color consigue dar variedad a los volúmenes y ayuda a diferenciar los distintos planos en profundidad. Destacan los contrastes de luz y sombra, y la luz sobre los rostros.
La composición está muy meditada. El artista recoge a los personajes como si de un friso se tratara, en tres grupos para dar mayor movimiento a la obra; así en el centro se sitúan los monarcas con sus dos hijos menores; en la derecha el grupo presidido por el príncipe heredero realizado en una gama fría, mientras que en la izquierda se sitúan los Príncipes de Parma en una gama caliente. Todas las figuras están envueltas en una especie de niebla dorada que pone en relación la obra con Las Meninas.
Carlos María Isidro, estudio |
María Josefa de Borbón y Sajonia, estudio |
Francisco de Paula, estudio |
Antonio Pascual de Borbón y Sajonia, estudio |
Luis de Etruria, estudio |
Homenaje: Cristobal Toral, D´aprés La Familia de Carlos IV, 1975 |
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