viernes, 13 de diciembre de 2013

Pantocrátor de San Clemente de Tahull


Pintura al fresco con retoques al temple (h.1123). Actualmente, en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (Barcelona).

En 1123 el obispo Ramón de Roda de Isábena consagra en Tahull (valle de Bohí, Lérida) una iglesia dedicada a San Clemente, de tres naves con sus ábsides, techumbre de madera y una característica torre campanario. El ábside central, de 4 metros de diámetro, posee una espectacular decoración pintada.

La mitad inferior del semicilindro no se ha conservado, pero posiblemente poseía cortinajes, bandas y formas geométricas... La mitad superior se compartimenta en registros horizontales azul y rojo, y sobre ellos se pinta un pórtico formado por columnas (líneas onduladas fingen el veteado) y siete arcos rebajados, de los que el central cobija la ventana. Los otros contienen representaciones de la Virgen y de cinco apóstoles: Bartolomé, Tomás (incompleto), Juan, Santiago y Felipe (desaparecido). Sobre los arcos, un largo friso contiene sus nombres.

El cuarto de esfera se divide en tres grandes bandas horizontales (azules claro y oscuro, y ocre) y contiene la apocalíptica Maiestas Domini. En el centro, de tamaño muy superior a las restantes figuras, vemos a Cristo. El trono, la mandorla y el mundo poseen una rica decoración geométrica y vegetal. Viste túnica blanca y manto azul de abundantes pliegues. Su mano derecha bendice y la izquierda sostiene el Libro de la Vida, con la inscripción Ego sum lux mundi. A ambos lados de la cabeza penden las letras griegas α y ω, símbolos de Cristo como principio y fin de todas las cosas, representadas como lámparas votivas. Los tetramorfos se sitúan así: arriba, entre la mandorla y el límite de la bóveda, las figuras aladas que representan a Mateo y a Juan (éste con el águila simbólica en brazos); abajo, cuatro círculos con las figuras aladas de Marcos y Lucas y sus símbolos, león y toro, ambos alados y llenos de ojos. Entre ambos niveles, dos serafines (reconocibles por sus seis alas oceladas) alaban a Dios.

Se conservan otros fragmentos de la decoración pictórica que cubritía todos los muros. La clave del arco que da paso al ábside contiene la dextra Dei, símbolo creador de Dios Padre, que surge de un círculo. En el tramo anterior se encuentra, también en posición cenital, una representación del Agnus Dei, y en un plano inferior, la parábola del pobre Lázaro. Por último, en uno de los pilares se conserva la inscripción con los datos de dedicación del templo.

La obra, de gran calidad,  posee las características formales de la pintura románica: claridad compositica, colores vivos y planos, expresividad de las formas con hieratismo en los gestos, etc. La composición de la figura de Cristo está muy lograda: su cuerpo armonioso se inscribe en un pentágono alargado. La cabeza define el vértice; hombros y brazos (con el vuelo del manto) constituyen los lados superiores; las piernas los inferiores, que convergen hacia la reducida base delimitada por los pies.  El resultado es equilibrado y simétrico, y el único elemento que podría descompensarlo, el brazo derecho que bendice, se contrarresta cromáticamente con el libro de la vida.

San Mateo y un serafín
San Juan y otro serafín
San Lucas
San Marcos
María y los apóstoles
San Bartolomé y Santa María
San Juan
Dextra Dei
Agnus Dei
El pobre Lázaro
Detalle
Dedicatoria del templo

No hay comentarios:

Publicar un comentario