martes, 22 de abril de 2014

Vincent van Gogh: La noche estrellada (cipreses y pueblo)


Óleo sobre lienzo. 73 por 92 cm. 1889. MOMA, Nueva York.

De su época final, fue pintado durante su estancia voluntaria en el hospital psiquiátrico de Saint-Remy de Provence, y refleja ya la angustia de su enfermedad muy avanzada. El tema, un cielo nocturno, ya lo había escogido anteriormente en una visión del río Ródano. Quería pintar una noche estrellada como muestra del trabajo que la imaginación podía aportar a la pintura. Realiza un nocturno puro en el que apenas hay luz artificial, donde lo que domina son las estrellas y la luna de líneas agitadas y deformadas de tonos amarillos.

En este cuadro se ven los dos elementos, que junto con los lirios o los girasoles, le obsesionó representar: las estrellas y los cipreses: las primeras le hacen soñar, pero es un sueño que lleva a la muerte; los cipreses le interesan por su belleza de líneas y proporciones comparables, incluso a un obelisco egipcio y por sus diferentes tonalidades de verde. Vemos una atractiva forma de estilización. Todo son líneas exageradas y retorcidas “como en un corte de madera viejo”. Escoge un estilo gráfico donde la línea juega un importante papel en su retorcimiento y destaca más que superficies y siluetas como hubiera sido lo normal en un paisaje nocturno.

La técnica pictórica es la habitual en el autor. Utiliza colores fuertes, especialmente el amarillo y el azul para jugar con efectos de luces y sombras. Las pinceladas son habitualmente gruesas y retorcidas en bandas hasta casi concéntricas como en esa luna-sol o en cada una de las estrellas. Las montañas y las casas se confunden en esas líneas de diferentes azules. Lo que más destaca de la línea de tierra es los dos cipreses- uno alto y otro que parece apoyarse en el primero- que de manera ondulante y sinuosa actúan de nexo de unión con el cielo y parecen perderse en la altura. En contraposición dispone de un cielo donde está el amarillo a través de líneas atormentadas que nos dan una visión de inquietud y poco sosiego. El cielo se mueve como un mar en líneas ondulantes. Es la naturaleza doblegada a las formas de su pensamiento.


Detalles:





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Homenajes:


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