domingo, 23 de febrero de 2014

Borromini: San Carlino


Iglesia de San Carlo alle Quatro Fontane, Roma, 1634-1667.

Cuando Francesco Borromini recibe el encargo de realizar la iglesia del convento de los trinitarios en Roma, se enfrenta al reto que supone el escaso espacio de que dispone. Tendrá que circunscribrirse a lo principal, sin naves, transepto ni capillas. Por ello utiliza una planta elíptica cruciforme, delimitada por segmentos cóncavos y convexos, y resultado de la unión de dos triángulos. Esto permite a Borromini conseguir dos de las características típicas del Barroco: complejidad y movimiento. La preponderancia de la cúpula, que preside todo el conjunto, le dota de unidad.

En San Carlos lo primero que se aprecia es el ritmo ondulante de las partes y eso desde cualquier lugar en que esté situado. Por otra parte, el plano sinuoso provocará en el edificio un movimiento del muro que se articulará en curvas y contracurvas (esta es una de las grandes innovaciones de Borromini). Con esta obra la línea curva y el movimiento ondulado descubren recursos insospechados hasta entonces, al mismo tiempo que la luz, captada entre el ondulamiento de los muros se asociará al efecto decorativo del conjunto.

En la fachada, realizada unos años más tarde, es donde el afán de Borromini por poner en movimiento muros enteros alcanza su mayor atrevimiento. Construida en dos pisos y tres calles verticales, en la parte baja la calle central es convexa mientras que las laterales son cóncavas; en la parte más alta las tres son cóncavas. Como puede comprobarse la planta baja con su cornisa establece el movimiento principal del conjunto: cóncavo-convexo-cóncavo. La planta superior presenta otro movimiento cóncavo-cóncavo-cóncavo, distorsionado por la utilización de pequeño templete elíptico que llena el hueco central, de manera que este tramo parece convexo.

La fachada es pleno movimiento ondulante conseguido por la disposición de las partes y por los siguientes recursos: en el remate coloca elementos en forma de llama que reemplazan el frontón; sustituye las pilastras por columnas adosadas y con ello acentúa el claroscuro; los nichos, la balaustrada, la decoración de follaje...también contribuyen a conseguir el efecto previsto. Borromini consigue con esta obra de reducido tamaño, pero de apariencia mucho mayor, una de las composiciones espaciales de mayor ingenio y una de las fachadas más expresivas del estilo barroco.

Planta del convento
Planta de la Iglesia
Formación de la planta
Sección del convento; a la derecha el claustro; a la izquierda, la iglesia
El interior, con objetivo especial
La cabecera
Sobre la entrada
La cubierta, con la cúpula
La cúpula
La linterna
Interior-exterior
Conjunto
La fachada
El cuerpo inferior
El cuerpo superior
Otra vista
Detalle del entablamento
Piedra que palpita...
y se eleva...
Detalles ornamentales
Hornacina con san Carlo, flanqueado por ángeles estípites
Coronamiento de la fachada
Y la fuente (una de las cuatro)

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