sábado, 8 de febrero de 2014

Alonso Berruguete: San Sebastián

Retablo Mayor de San Benito Real de Valladolid, fotomontaje

Madera policromada y dorada, tamaño menor del natural, 1527, procede del retablo de San Benito. Museo de Escultura de Valladolid

En 1527 Alonso Berruguete contrata la realización de un retablo para el monasterio de San Benito de Valladolid. Se responsabiliza de trazar su arquitectura, de esculpirlo y de pintarlo. Desmontado a consecuencia de la desamortización y perdida una parte, sus tallas poseen gran calidad. Destacan el San Benito, la Adoración de los Reyes, el Calvario, el Sacrificio de Isaac, y El martirio de San Sebastián. Sobre este último, de aproximadamente un metro de altura, podremos observar las principales características de su obra.

La técnica de la imaginería en madera ha tomado en esta época un gran desarrollo. Una vez tallada y pulida la imagen, se procedía a enyesarla y dorarla. La última etapa es el estofado, consistente en la aplicación del color, que podía ser de tres tipos: esgrafiado (pintura al temple sobre el dorado; luego, rascado o punteado sacar el oro), estofado de pintura (aplicación de la pintura sin gradación), estofado a punta de pincel (se dibujan figuras y motivos decorativos sobre el oro; es más característico de la segunda mitad del siglo XVI). En este caso es un estofado de pintura, aunque en otras tallas del mismo retablo utiliza el esgrafiado.

San Sebastián es el mártir cristiano condenado a morir a flechazos. Aquí lo vemos atado al árbol antes de morir. Berruguete demuestra su dominio en la representación de la anatomía, a pesar de lo cual la figura queda distorsionada conscientemente mediante un juego de curvas y contracurvas típicamente manierista, que crea una composición inestable y helicoidal. También destaca el dramatismo la escena, que nos recuerda la expresividad gótica, y a la vez nos anuncia el barroco, y que contrasta con la serenidad que muestra el rostro del santo.


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