martes, 10 de diciembre de 2013

Monasterio de Cluny III

Consagración del altar mayor del monasterio de Cluny.

Situado en Borgoña, en el valle del Grosne, el monasterio de Cluny fue construido en tres etapas en los siglos X y XI. De enormes dimensiones y autoridad, se convertirá en el principal modelo de monasterio benedictino. Vendida como bien nacional durante la Revolución Francesa a un especulador, éste demolió la iglesia (lo único que quedaba en pie) entre 1798 y 1819, conservándose únicamente el brazo sur del gran transepto de la iglesia, con su torre octogonal (“del agua bendita”).

En 909 el duque de Aquitania Guillermo entrega a un grupo de monjes un territorio desierto y pantanoso, “libres de señor y francos de toda autoridad temporal y espiritual”. Es el origen del primitivo monasterio, Cluny I. Su segundo abad, Odón, lo convertirá en cabeza de una auténtica federación de monasterios repartidos por las actuales Francia, Suiza e Italia.

En la segunda mitad del siglo X se reconstruirá (Cluny II) dotándolo de gran magnificencia, acorde con la importancia que ha adquirido: moran 300 monjes, y son 1.500 las abadías repartidas por toda Europa que lo reconocen como cabeza. Se conserva la pormenorizada descripción que realizó en 1049 el monje Guido: la iglesia cuenta con 160 ventanas, y el dormitorio con 97 (lo que permite la lectura durante la siesta); las letrinas cuentan con 45 asientos; asimismo, puede alojar en alas independientes a cuarenta hombres y treinta mujeres, sin contar con un palatium para los dignatarios que lleguen de paso con séquito a caballo.

En 1088 el abad Hugo inicia la reforma definitiva (concluida en 1130), que dotará a Cluny III de la mayor iglesia de la Cristiandad hasta la construcción de San Pedro del Vaticano en el siglo XVI: 187 metros de longitud. Flanqueado por dos torres, poseía un atrio prolongado de tres naves, que culminaba en una portada de gran riqueza escultórica. Tras ella, cinco naves, la central de 30 metros de alto por 10 de ancho, cubiertas con bóvedas de cañón y de arista, y con tribunas bajo los ventanales. La gran altura de la nave central obliga a reforzar los muros con grandes arcos exteriores que proporcionan apoyos suplementarios para las bóvedas: es el origen de los arbotantes, usuales en el posterior estilo gótico. La cabecera era enorme: los dos transeptos paralelos y la girola se abrían en quince absidiolos o capillas. Sobre los cruceros y en su entorno, varias torres.

Los muros estaban rasgados por numerosos ventanales, en la cabecera y en los laterales, gracias al escalonamiento de los distintos volúmenes. La masa ya no domina sobre los huecos, y se consigue un ambiente luminoso interior que nos anuncia de alguna manera, los próximos cambios que traerá consigo la arquitectura gótica.
Cluny II
Cluny II, reconstrucción hipotética
Cluny III, reconstrucción
Cluny III
Cabecera
Pies
Sección
Sección transversal
Atrio, reconstrucción
Portada interior
Nave central
Esquema constructivo
Girola
Cluny hoy
Vestigios
Atrio
Transepto
Capillas
Absidiolo
Reconstrucción del presbiterio
Capitel
Restos del pavimento
Exterior de la iglesia abacial en 3D




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