lunes, 4 de noviembre de 2013

Fidias: Friso de la Gran Panatenea

Fidias mostrando a los atenienses el friso, según Alma-Tadena, pintor británico del siglo XIX
Procede del Partenón de Atenas (hacia 450 a. C.) Mármol. 160 m. por 1,05 m. Museo de la Acrópolis (Atenas) y Museo Británico (Londres).

Fidias es la figura máxima de la escultura clásica. Nacido en Atenas, alcanzó también fama como arquitecto y pintor, y colaboró con Pericles en el planteamiento y reconstrucción de la Acrópolis, destruida en las Guerras Médicas. Sus múltiples responsabilidades (que le condujeron al destierro al ser acusado de malversación) le obligaron a trabajar con gran número de colaboradores, por lo que en sus obras se aprecian manos distintas.

Fidias concede a sus personajes un aire majestuoso y semidivino, sean dioses u hombres. Es la culminación de una belleza serena que radica en su equilibrio físico y moral, en su paz interna. Acuñará unos modelos definitivos de dioses. También aporta novedades formales, como la representación de los ropajes mediante pliegues que modelan el cuerpo que cubren (técnica de los paños mojados).

Tenemos referencias de numerosas obras suyas. Un grupo lo constituyen las esculturas de dimensiones colosales en bronce (Atenea Prómacos, en la Acrópolis de Atenas), acrolíticas (maniquí de madera cubierto de placas de mármol y oro, como la Atenea Area de Platea), o criselefantinas (de oro y marfil, como la Atenea Pártenos del Partenón o el Zeus de Olimpia).

Atenea Varvakeion, copia en mármol de la gran Atenea Pártenos

Los frontones del Partenón

Sin embargo, su obra más importante es la decoración del Partenón de Atenas que formaba parte del programa político y religioso de Pericles. El frontón de la fachada oriental, la principal, representa el nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus, y el asombro de todos los dioses ante un hecho tan singular. El frontón occidental narra la competición entre Atenea y Poseidón por la posesión del Ática; la primera consigue el triunfo con la concesión del olivo a los hombres. De las cuarenta esculturas que componían los frontones sólo se conservan once.

Frontón oriental, Leto, Artemisa y Afrodita
Frontón oriental, Dionisos
Detalle de un ropaje
Cabeza de caballo
Las metopas

Las 92 metopas (de 1,5 metros de altura) narraban cuatro leyendas míticas de la historia de Grecia: la gigantomaquia o luchas entre los titanes y los dioses; la centauromaquia o lucha de Teseo, el héroe y rey mítico de Atenas, contra los centauros; amazonomaquia, que simboliza las recientes guerras contra los persas; y episodios de la guerra de Troya. Sin embargo en todas ellas subyace el propósito propagandístico: los vencedores vienen a ser figuraciones del triunfo de los atenioenses sobre sus enemigos. Las diferentes escenas, trabajadas en altorrelieve, presentan una gran diversidad compositiva que hace que las figuras se liberen del marco.

Las metopas que se conservan actualmente corresponden a las luchas de los centauros contra los lapitas.


El friso de la Gran Panatenea

Queda por último el largo friso del muro exterior de la naos del Partenón, que representa la solemne procesión de la Gran Panatenea. Estas fiestas, de unos diez días de duración, se celebraban cada cuatro años en Atenas, y a ella acudían las gentes de toda el Ática. Semejantes a los Juegos Olímpicos o a los Panhelénicos, consistían en numerosas competiciones, algunas reservadas a los atenienses, y otras abiertas a todos los griegos. Uno de los momentos más esperado era la procesión desde la ciudad hasta la Acrópolis, representada en este friso.

Son 160 metros de bajorrelieve que la recogen de forma continuada, como en una película. En los laterales y en la fachada occidental aparecen los atenienses, muchos a caballo, otros portadores de ánforas, carros con ofrendas y animales para sacrificar. En la fachada oriental asistimos a la llegada de la procesión al templo, y a la entrega de un peplo para la diosa, tejido por las doncellas atenienses. Lo recibe el arconte basileus, autoridad religiosa de la ciudad, y toda la escena es observada por los doce dioses principales, sentados en sus tronos, y de mayor tamaño que los atenienses.

Destaca en primer lugar la variedad: la procesión no es monótona, repetitiva, como en las procesiones similares orientales. Se diferencian las posturas, las actitudes: hay adultos y niños, las personas se mueven, hablan discretamente entre ellas, se vuelven hacia alguien que va detrás; los caballos hacen cabriolas, las reses avanzan lentamente... Sin embargo esta diversidad queda conjuntada por un ambiente solemne, religioso y grave que envuelve por igual a bestias, hombres y dioses.

Por último, debe tenerse en cuenta que el friso queda sobre el muro, bajo la columnata que rodea el Partenón. La iluminación no era básicamente frontal, sino que procedía en buena medida desde abajo, reflejada por el suelo de mármol blanco. De este modo se acusaba fuertemente el claroscuro, a pesar de ser bajorrelieves.
Elgin Marbles (British Museum)
Localización del friso
In situ
Cabalgata, friso oeste
Cabalgata, friso sur
Cabalgata, friso norte
Bueyes para el sacrificio, friso sur
Portadoras de vasijas, friso este
Portadores de hydras, friso norte
Tejedoras
Magistrados, friso este
El peplo, friso este
Los dioses presidiendo la entrega del peplo (copia virtual)
Atenea y Hefaistos, friso este
Hermes, Dionisos, Demeter y Ares, friso este
Poseidón, Apolo y Artemisa, friso este
Restitución ideal de la policromía

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